Hoy, para empezar, voy a hablar de estadística,una de las materias que más desasosiego e indignación me producen. Y que menos entiendo, ¿verdad Andrés? Voy a dejar a un lado su cariz de bestia negra para muchos estudiantes de psicología o sociología, o su inanidad para predecir resultados electorales. Intentaré desentrañar su significado más profundo. Y tremebundo.
Me gustaría centrarme en los daños que esta rama de las matemáticas causa desde un punto de vista psicológico. En primer lugar, el pensamiento estadístico es un golpe durísimo para la vanidad humana. Y de esa hay mucha. Es la paradoja del ser humano: que somos un espécimen entre casi siete mil millones de la misma especie, aunque cada uno de nosotros sea único.
Pensar de uno mismo de un modo estadístico es muy destructivo para el proceso de individuación (es decir, ser uno mismo), porque lo relativiza todo. Nos cuesta entender el efecto tan negativo que nos produce leer estadísticas. Entre otras cosas porque se trata de una imagen falsificada de la realidad. Empezar a pensar estadísticamente es empezar a pensar contra nuestra condición única. La estadística crea el ánimo de pensar que poco se perdería si muriese mañana bajo los efectos de una bomba atómica ¿quién lo sentiría si soy una víctima más?
¿Deberíamos rebelarnos contra esa perversa forma de explicar la realidad de la estadística? No sé, pero quizá deberíamos apostar más por la condición única e irregular de la realidad. ¿No es precisamente por eso que nos enamoramos de alguien? Parece que sí, que lo hacemos porque destacamos la figura de esa persona de la uniformidad anodina del fondo gris.
Mi lado emocional siempre ha sentido terror por llegar a engrosar estadísticas. Es una guerra perdida porque nadie te pide permiso. Es natural que formes parte de las cifras del crecimiento de natalidad en el mundo, pero qué me decís de esos títulares que para mayor desgracia además son cíclicos que te recuerdan que "los madrileños se comerán cincuentamil quilos de roscón en estas fiestas" o "medio país se encerrará en su casa para ver el partido de esta noche", etc., cada uno de ellas más inclusiva.
En la medida en que seamos capaces de escapar al pensamiento estadístico podremos incluir el concepto de valor en nuestras vidas. Saber que aunque mi perro es uno más, en mi vida juega un papel especial y como en mi vida hay valores otorgo a ese perro uno concreto. Ejercitar las emociones hace que tu vida y tus relaciones y actos parezcan únicos y les dan un valor definitivo. Los que, por otro lado, piensan desde una perspectiva estadística es que no tienen sentimiento, o sólo un sentimiento débil, o tienden a traicionar sus propios sentimientos.
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2 comentarios:
"Hay tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y las estadísticas"
Se puede asegurar que de cada 10 personas, 5 son la mitad.
Si eres joven, y tienes entre 18 y 20 años: ¡pues tienes 19!
3 de cada 4 americanos representan el 75% de la población
Cuatro de cada cinco personas piensan que el quinto es imbécil.
La probabilidad de que los semáforos nos den luz roja es directamente proporcional al apuro que llevamos.
La probabilidad de tener un accidente de tráfico aumenta con el tiempo que pasas en la calle. Por tanto, cuanto mas rápido circules, menor es la probabilidad de que tengas un accidente
El 20 por ciento de las personas muere a causa del tabaco. Por lo tanto, el 80 por ciento de las personas muere por no fumar. Así que queda demostrado que no fumar es peor que fumar
La estadística es una ciencia que demuestra que si mi vecino tiene dos coches y yo ninguno, los dos tenemos uno.
En los tiempos antiguos no tenían estadísticas, así que tenían que echar mano a las mentiras.
Las cifras no mienten, pero los mentirosos también usan cifras.
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