miércoles, 17 de marzo de 2010

Secuencias para la memoria (XVII)

4 comentarios:

Andrés dijo...

Un impresionante Jack Nicholson y un elenco de actores realmente formidable, perfectos en sus papeles. En esta escena, entre los internados también aparece un genial Danny de Vito.
Me parece una historia llena de autenticidad, la aparente contradicción entre la cordura y la demencia y la invisible línea que no sólo no separa, ni es frontera, sino que une en la vida esos dos estados (yin/yan) en un permanente conflicto.
También es una historia de superación, un canto a la amistad y a la posibilidad de decidir en la vida, la libertad de poder convertirlo todo en una aparente locura.
Una de mis preferidas, y me sigue gustando cada vez que la ponen en la tele y aguanto, hasta alta horas de la madrugada, a que llegue el instante en que el jefe arranque del suelo la máquina del agua y la lance contra la ventana.

A ver si sirve para despertar del letargo del invierno y levantar la mano...

Txarly dijo...

Llegó gritando y riendo. Espabiló a los más vagos del planeta. Argumentó contra la hipocresía y el cinismo. Desató las iras de los acomodados, de los poderosos, del sistema ilustrado que lo encajonaba. Y era un violador. Y menudo violador. El más simpático, patán, vago y sucio Jack Nicholson. Y lo bordó. Y nos dijo que en todo lo que se supone malo hay bueno, y en lo que se supone bueno hay malo. Y nos hizo reír. Y llorar. Y toda la camarilla de estupendos locos que lo secundan merecían compartir con él la preciada estatuilla. Y nos hicieron creer por un instante que eran doctores en medicina (un momento brillante). Y nuestra malvada y vomitiva enfermera en el fondo da más miedo y pavor que cualquier pelandrusca de cualquier peliculilla de terror. Y Milos Forman dirigió con brillantez, alternando primeros planos con medios de una exquisitez que no tiene nombre. Y lo acompañó la música. Y los diálogos. Y el montaje. Y el final. Y el jefe. Porque nos encanta el jefe.

Una de las mejores películas de la década de los setenta. 10.

"Mi padre sí era un hombre fuerte. Era como tú. Y por éso no le dejaban en paz."

Anónimo dijo...

Para los que nos parece la década de los setenta la mejor de toda la historia del cine –aunque también la más descompensada- y eso que el western estaba de luto, “Alguien voló sobre el nido del cuco” supone una de las joyas de ese periodo y una película inolvidable como lo son también de la misma época “El espíritu de la colmena”, “El cazador”, “La naranja mecánica”, “Taxi driver”, “Apocalypse Now”,” Primera plana”, “La cruz de hierro”, ”Toro salvaje”, “Dersu Uzala”, “El golpe”, “Barry Lyndon”, “Los Padrinos”...y tantas más que ahora no menciono.

Pero esta además tiene algo particular, ya que es un drama diferente que además de conmover, invita a la reflexión y si fuera poco incita a la rebeldía, actitud más necesaria en nuestros días que nunca.
A pesar de los cinco Oscar (merecidos como casi nunca) son dos las bazas esenciales de la cinta. Una de ellas es la dirección de Milos Forman que recién llegado de Checoslovaquia demostró que se puede hacer un gran cine con pocos medios y que se puede combinar el drama y la comedia con tal destreza que se pase de la carcajada a la angustia en un solo plano. Una lástima que la filmografía de Milos Forman sea tan corta en películas porque suele ofrecer mucho más en sus obras que sus contemporáneos.

Y por supuesto Jack Nicholson que hace uno de los papeles de su vida. Es una lástima pensar que ya no hay nadie que le pueda sustituir y que tenga sus registros, cuando se vaya nos quedaremos sin un actor que ha sido y es inimitable a todas luces y que aporta un sello personal que será recordado por los tiempos venideros.

“Alguien voló sobre el nido del cuco” es la historia de un hombre polémico que el sistema pretende acallar. Y sus polémicas no son por ideales o por reivindicaciones en realidad, no, lo hace por llevar la contraria contra los que mandan y eso le hace aún más grande. Es uno de esos tipos que son “Contreras” por naturaleza, que la propia naturaleza crea de vez en cuando para recordar a los que tienen la sartén por el mango y dicen lo que está bien o está mal que siempre hay alguien que protestará y despertará a otros de su apatía.

El personaje de Randle McMurphy parece cada día más un ser literario y cinematográfico. No se ven ni se encuentran en ningún sitio ya ese tipo de personas. Todos hacen la pelota a su jefe, todos pretenden ganar más y vivir mejor, todos desean formar parte de alguna trinchera y nadie se enfrenta al poder directamente a no ser que estén respaldados por otro poder más pequeño. En definitiva no hay ya suicidas como Randle McMurphy, porque lo esencial es saber que por ser así se paga un precio muy alto y la gente tiene demasiada autoestima a su pellejo como para ser una mosca cojonera de verdad.

Randle McMurphy dijo...

"ustedes no están más locos que los que están allá afuera..."