To "antabay" in Pangasinan means to "guide" and by doing so "nurtures and supports" to other. And one cannot guide unless one walks with the other, feels for the others.
sábado, 20 de marzo de 2010
Secuencias para la memoria (XVIII)
3 comentarios:
Wikipedia
dijo...
Annie Hall conocida en castellano como Dos extraños amantes (Hispanoamérica), es una de las más célebres películas dirigidas por Woody Allen, por la que ganó el Oscar al mejor director en 1977. Se trata de una comedia romántica protagonizada por Diane Keaton y por el propio Woody Allen. Con un guión que ha sido imitado, parodiado y homenajeado a lo largo de los años, el cineasta se da el lujo de jugar con las reglas cinematográficas: sus personajes le hablan directamente a la cámara, hay regresiones en el tiempo, digresiones y hasta una secuencia de animación parodiando la cinta animada Blancanieves y los siete enanitos de Walt Disney. Se encuentra en el puesto número 31 de la lista de las 100 mejores peliculas de la Historia del Cine. Y en el puesto número 4 de las mejores comedias.
La película ganó cuatro Oscar, a la mejor película, al mejor director, a la mejor actriz principal (Keaton), y al mejor guión original, y obtuvo una nominación al mejor actor principal (Allen), premios que el cineasta no fue a recoger, ya que ni siquiera se presentó en la ceremonia (cosa que repitió todos los años, hasta el 2003 cuando pisó por primera vez la alfombra roja de este evento), aquella vez dijo que se le había olvidado, ese día se quedó tocando el clarinete. Destacan también las actuaciones de Paul Simon (músico, integrante del dueto vocal folk Simon & Garfunkel) y un joven Christopher Walken, quien un año después ganaría el Oscar por su papel en El cazador del Michael Cimino. Annie Hall es una cinta emblemática. Años después, Rob Reiner la homenajeó abiertamente en su película When Harry Met Sally.... Antes de adquirir el título por el que es conocida, Annie Hall llegó a llamarse Anhedonia (incapacidad de disfrutar la vida, es una enfermedad psicológica, la productora no permitió que se le colocase un nombre tan poco atractivo) o Una montaña rusa llamada deseo, referencia doble a la montaña rusa que aparece en la película y a la obra de Tennessee Williams (Un tranvía llamado deseo).
De las que he visto hasta ahora de Allen, me parece la mejor. En esta película de 1977 el director sí que conserva la frescura propia de sus primeros largometrajes y a la vez introduce un tratamiento más intimista de sus personajes, lo que dota a Annie Hall de un mayor empaque. El guión es fabuloso, premiado con el Oscar. Y los recursos cinematográficos son más originales. Allen empieza a experimentar formatos nuevos en cuanto a las escenas, me refiero a introducir conversaciones del protagonista Alvy con la gente de la calle haciéndoles partícipes de sus reflexiones o el hecho de hablar con el público en medio de un diálogo, como pidiendo una participación de los espectadores, técnicas que por cierto ha vuelto a emplear, por ej, en Si la cosa funciona. O también a mezclar los tiempos y los espacios retrocediendo a su antojo para mostrar su infancia o la vida de sus padres. Resulta muy original, por ej, que el Alvy adulto se siente en el pupitre que ocupaba el Alvy niño y conteste a su profesora y también que en la cola del cine donde Alvy y Annie están soportando a un cinéfilo arrogante Allen se dirija al público diciéndonos que no aguanta más.
En Annie Hall nos encontramos con ideas que Allen repetirá en Manhattan, como es el tratamiento de las relaciones entre hombres y mujeres de un modo cómico y a la par dramático. En definitiva, se trata de no aburrir al espectador contando una relación de pareja, por lo que introduce constantemente gags o chistes de cosecha propia.
Alvy, cómico de profesión, conoce a Annie Hall (la guapísima e insuperable aquí Diane Keaton) en un partido de tenis y a partir de ahí iniciarán una relación llena de vicisitudes, de idas y vueltas, de descubrimientos personales, de conversaciones sobre sicoanalistas, novelas, la muerte, el sexo, etc, etc. Seremos testigos del comienzo, desarrollo y final de la relación y nos enamoraremos, como Alvy, de Annie Hall, de su forma de vestir, de su físico, de cómo canta, en fin, de todo.
Pero si Annie tiene protagonismo, también lo tiene Alvy, o sea, Woody Allen, que aquí hace una gran interpretación y resulta creíble en todo momento.
La historia terminará con la ruptura definitiva entre la pareja y con un mensaje de Allen acerca de las relaciones.
Y realmente no quiero decir mucho más sobre Annie Hall, porque lo mejor es verla para captar cientos de detalles que hacen del neoyorquino un director de culto.
3 comentarios:
Annie Hall conocida en castellano como Dos extraños amantes (Hispanoamérica), es una de las más célebres películas dirigidas por Woody Allen, por la que ganó el Oscar al mejor director en 1977.
Se trata de una comedia romántica protagonizada por Diane Keaton y por el propio Woody Allen. Con un guión que ha sido imitado, parodiado y homenajeado a lo largo de los años, el cineasta se da el lujo de jugar con las reglas cinematográficas: sus personajes le hablan directamente a la cámara, hay regresiones en el tiempo, digresiones y hasta una secuencia de animación parodiando la cinta animada Blancanieves y los siete enanitos de Walt Disney. Se encuentra en el puesto número 31 de la lista de las 100 mejores peliculas de la Historia del Cine. Y en el puesto número 4 de las mejores comedias.
La película ganó cuatro Oscar, a la mejor película, al mejor director, a la mejor actriz principal (Keaton), y al mejor guión original, y obtuvo una nominación al mejor actor principal (Allen), premios que el cineasta no fue a recoger, ya que ni siquiera se presentó en la ceremonia (cosa que repitió todos los años, hasta el 2003 cuando pisó por primera vez la alfombra roja de este evento), aquella vez dijo que se le había olvidado, ese día se quedó tocando el clarinete.
Destacan también las actuaciones de Paul Simon (músico, integrante del dueto vocal folk Simon & Garfunkel) y un joven Christopher Walken, quien un año después ganaría el Oscar por su papel en El cazador del Michael Cimino.
Annie Hall es una cinta emblemática. Años después, Rob Reiner la homenajeó abiertamente en su película When Harry Met Sally.... Antes de adquirir el título por el que es conocida, Annie Hall llegó a llamarse Anhedonia (incapacidad de disfrutar la vida, es una enfermedad psicológica, la productora no permitió que se le colocase un nombre tan poco atractivo) o Una montaña rusa llamada deseo, referencia doble a la montaña rusa que aparece en la película y a la obra de Tennessee Williams (Un tranvía llamado deseo).
De las que he visto hasta ahora de Allen, me parece la mejor. En esta película de 1977 el director sí que conserva la frescura propia de sus primeros largometrajes y a la vez introduce un tratamiento más intimista de sus personajes, lo que dota a Annie Hall de un mayor empaque. El guión es fabuloso, premiado con el Oscar. Y los recursos cinematográficos son más originales. Allen empieza a experimentar formatos nuevos en cuanto a las escenas, me refiero a introducir conversaciones del protagonista Alvy con la gente de la calle haciéndoles partícipes de sus reflexiones o el hecho de hablar con el público en medio de un diálogo, como pidiendo una participación de los espectadores, técnicas que por cierto ha vuelto a emplear, por ej, en Si la cosa funciona. O también a mezclar los tiempos y los espacios retrocediendo a su antojo para mostrar su infancia o la vida de sus padres.
Resulta muy original, por ej, que el Alvy adulto se siente en el pupitre que ocupaba el Alvy niño y conteste a su profesora y también que en la cola del cine donde Alvy y Annie están soportando a un cinéfilo arrogante Allen se dirija al público diciéndonos que no aguanta más.
En Annie Hall nos encontramos con ideas que Allen repetirá en Manhattan, como es el tratamiento de las relaciones entre hombres y mujeres de un modo cómico y a la par dramático. En definitiva, se trata de no aburrir al espectador contando una relación de pareja, por lo que introduce constantemente gags o chistes de cosecha propia.
Alvy, cómico de profesión, conoce a Annie Hall (la guapísima e insuperable aquí Diane Keaton) en un partido de tenis y a partir de ahí iniciarán una relación llena de vicisitudes, de idas y vueltas, de descubrimientos personales, de conversaciones sobre sicoanalistas, novelas, la muerte, el sexo, etc, etc. Seremos testigos del comienzo, desarrollo y final de la relación y nos enamoraremos, como Alvy, de Annie Hall, de su forma de vestir, de su físico, de cómo canta, en fin, de todo.
Pero si Annie tiene protagonismo, también lo tiene Alvy, o sea, Woody Allen, que aquí hace una gran interpretación y resulta creíble en todo momento.
La historia terminará con la ruptura definitiva entre la pareja y con un mensaje de Allen acerca de las relaciones.
Y realmente no quiero decir mucho más sobre Annie Hall, porque lo mejor es verla para captar cientos de detalles que hacen del neoyorquino un director de culto.
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