domingo, 10 de julio de 2011

Asesinaron a Facundo Cabral

Símbolo de la paz y la libertad con su música de trovador, el cantautor argentino Facundo Cabral ha muerto asesinado a tiros por unos sicarios. Acababa de terminar una gira en Guatemala y se dirigía hacia el aeropuerto internacional de La Aurora, en el sur de Ciudad de Guatemala, cuando un grupo de desconocidos le ha acribillado dentro de la furgoneta en la que viajaba con el empresario nicaragüense Henry Fariña.


A la espera de que se conozcan las causas del acto criminal, lo único cierto es que Argentina pierde una de sus más ilustres voces y la música latinoamericana a un gran artista, poeta comprometido con su entorno. Nacido en la ciudad bonaerense La Plata en 1937, Cabral se erigió como un auténtico bardo, sabio y cercano, que con composiciones sencillas dignificó la música de autor. Pasó una infancia muy difícil, marcada por la extrema pobreza y llena de infortunios como perder la voz durante unos años o el abandono de su padre, que obligó a su madre a criar a siete hijos sin apenas recursos.

Según contaba él mismo, se dedicó a la música tras conocer a Simón, un vagabundo que le recitó el Sermón de la Montaña y le demostró la existencia de Dios. Esta experiencia fue lo suficientemente mística cómo para llevarle a coger una guitarra y componer Vuele bajo.

Formado en la escuela de la calle, Cabral se dejó empapar en los cincuenta por el bello caudal del folk argentino. De esta forma, admiró a maestros como Atahualpa Yupanqui y José Larralde. De ellos aprendió a dar un acento espiritual a su poesía callejera, cargada de crítica social e inquietudes existenciales. Durante un tiempo grabó como el Indio Gasparino, pero su primer gran éxito llegó como Facundo Cabral. En 1970, publicó No soy de aquí, ni soy de allá, que le permitió compartir escenarios con Alberto Cortez, Julio Iglesias, Pedro Vargas y Neil Diamond, entre otros. Otras canciones con gran acogida fueron No estás deprimido, estás distraído o Cantar sólo cantar.

Era un artista de reconocido prestigio cuando decidió exiliarse a México por la dictadura militar que gobernó Argentina. A la vuelta a su país, en 1984, no dejó de peregrinar mientras grabó varios discos y dio centenares de actuaciones por todo el continente. Con 74 años, Cabral se encontraba estos días haciendo su última gira, según sus propias palabras, para retirarse a su país. Declarado Mensajero Mundial de la Paz por la UNESCO, nadie esperaba este final tan trágico para él. Latinoamérica y el mundo de la música le lloran.

Con su guitarra y gafas de sol, Cabral, pozo de sabiduría que acudía a los mensajes de Jesucristo y se inspiró en Gandhi o Walt Whitman, decía: "Ama hasta convertirte en lo amado, es más, hasta convertirte en el amor". Queda claro que los matones que le dispararon vilmente nunca le escucharon. La mayor lacra de Latinoamérica le ha matado sin piedad y, de alguna forma, ha dejado heridas a muchísimas personas más.

1 comentario:

Alberto Salcedo Ramos dijo...

"Quien mata a un cantante de 74 años, desarmado y medio cegatón, no solo es un asesino: también es un grandísimo hijo de puta".