domingo, 18 de marzo de 2012

ADIÓS A.T.L.

Padre nuestro que estás en los cielos...
La verdad es que resulta demasiado difícil poner con palabras nuestros sentimientos cuando lo que experimentamos es un inexplicable vacío, irrealidad a veces, dolor por el grito ahogado y una inmensa sensación de abandono.
Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu Reino
Tras tu último viaje nos hemos quedado deshabitados como un colegio sin niños y vacíos como una playa un día de tormenta. Ahora nos quedan el resto de los días que vendrán, la necesidad de mirar hacia adelante y vivir con tu recuerdo, con los momentos que guardamos en la memoria y que configuran nuestra historia hasta ayer, horas antes de tu muerte, cuando rogabas a las enfermeras que te dieran vida pero ya se hacía demasiado tarde aunque fuera pronto, muy pronto aún para marcharte así, después de tanta lucha.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
Hoy te recordamos por todo aquello que nos has transmitido con tu ejemplo, con esa forma tuya tan discreta de querernos, y de haber vivido dedicado a tu familia, a todos nosotros. Los que te hemos conocido te recuerdan y hablan de ti como una persona educada, un señor en las formas y en el trato, un ingeniero meticuloso, detallista y trabajador, un hombre bueno que vino de Galicia a vivir a Madrid y que siempre se sintió orgulloso de nacer ferrolano, sentimiento compartido con tus compañeros de tertulia los viernes por la tarde. Tu  ejemplo nos hace sentirnos orgullosos de llevar tu apellido y las raíces de los Táboas.
Danos hoy nuestro pan de cada día
Te recuerdo paseando con los periódicos del domingo, entre los puestos de la Cuesta Moyano, buscando un buen libro viejo o simplemente una novela, que pudiera ser de Zane Grey, Verne o Simenon, se me ocurren ahora entre otras muchas... para disfrutar su lectura a la hora de la siesta o en cualquier momento. También la memoria queda prendida de muchas películas compartidas y de música, hoy podría sonar aquí la Rapsodia Triste de Gherswin o la lluvia de Vivaldi y algunas de las canciones de Neil Diamond, Lluis LLach o Franco Battiato que siempre nos traerán tu  recuerdo, también el de tus últimas horas de vida.
Perdónanos nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos ofenden
No se me podrá olvidar que cuando éramos pequeños y viajábamos a Alpedrete, siempre buscábamos la cruz del Valle de los Caídos para ganarnos como premio un durete, como tú decías, si la veíamos primero desde las ventanillas del coche. Luego ha resultado que, al final de este juego que llaman vida, y con el sufrimiento por tu larga enfermedad, encontraste tu cruz allí donde menos lo esperábamos.
No nos dejes caer en la tentación Y líbranos del mal
Aunque papá ya no está con nosotros, la fe nos da la esperanza en la vida eterna y nos hace sentirnos queridos, aliviados y reconfortados por Dios, también agradecidos por haber tenido la suerte de haber querido a Adolfo como padre, esposo, hermano, abuelo, tío, padrino, primo, suegro o amigo.
En nombre de la familia  quiero expresaros nuestra gratitud por vuestra presencia, por todas las muestras de cariño y apoyo que nos mostráis y por vuestras oraciones por el alma de mi padre.
Adolfo Táboas López, descanse en paz. AMÉN.

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